publicidad

75. ¿No hay quien nos desate?






El gran pajarraco que permite soñar a la razón preside la escena desesperante: ni se quieren ni se soportan, pero han de vivir no ya juntos, sino amarrados para siempre. Vaya castigo.



¿Un hombre y una mujer atados con cuerdas y forcejeando por soltarse y gritando que los desaten a toda prisa? O me equivoco, o son dos casados por fuerza. [El Prado]



Dos jobenes amancebados en vano intentan desatarse por sí mismos: más nudos se dan. [Biblioteca Nacional]

-Aguafuerte y aguatinta bruñida-

No hay comentarios: