
Ve aquí un amante de calderón que, por no saberse reír de su competidor, muere en brazos de su querida y la pierde por su temeridad. No conviene sacar la espada muy a menudo. [El Prado]
De los amores ilícitos no se suelen seguir más que ruidos y pendencias [Biblioteca Nacional]
-Aguafuerte, aguatinta bruñida y buril-
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