Las brujas del alma horrible ofrendan un niño al Maestro, figura sexualmente ambigua y con dos cuernos esbozados que revelan su condición satánica. Casi lo único digno de la reunión es el Diablo.
Es muy justo: serían discípulos ingratos, si no visitaran a su catedrático, a quien deben todo los que saben en su diabólica facultad. [El Prado]
Las monjas y frailes que adoran la luxuria, cuyo simulacro se ve delante en la figura cabruna, no tiene más arbitrio regularmente que tocarse la pera, ó tener poluciones continuas. [Biblioteca Nacional]
-Aguafuerte, aguatinta y buril-
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