La vieja alcahueta y celestinesca, siempre encogida y rezando el rosario, acepta mediar en los amores inconfesables de una dama de buena posición: en el sigilo ("¡Chitón") hallará su recompensa.
Excelente madre para un encargo de confianza. [El Prado]
Las señoras de distinción se valen de aquellas viejas que suelen estar rezando a la puerta de la iglesia para llevar billeticos y embiar citas a sus amantes. [Biblioteca Nacional]
-Aguafuerte, aguatinta y buril-
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