La superstición es dura dueña: hay quien se atreve a arrancar con sus manos los dientes de un ahorcado, por horror que le cause, para emplearlos en bebedizos o conjuros, según se sabe desde "La Celestina". Tanto puede la ignorancia.
Por salirse con la suya, sobretodo si esta enamorada, es capaz de arrancar los dientes a un ahorcado. [Biblioteca Nacional]
-Aguafuerte y aguatinta bruñida-
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