Goya, en un primer dibujo preparatorio, no había acentuado tanto su mirada entrecerrada y de refilón. El gesto finalmente elegido lo muestra con aire más escéptico o crítico. Tenía entonces cuarenta y tres años.
Verdadero retrato suyo, de mal humor y gesto satírico. [El Prado]
-Aguafuerte, aguatinta, punta seca y buril-
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